Marie-France
Hirigoyen es una Médico psiquiatra francesa además de psicoanalista y
psicoterapeuta de familia. En 1998 publica el libro “EL ACOSO MORAL, El
maltrato psicológico en la vida cotidiana” del que se vendieron solo en Francia
450000 ejemplares y se tradujo a 24 idiomas convirtiéndose en un gran éxito de
ventas.
EL ACOSO
MORAL es un libro en el que La Doctora Marie-France Hirigoyen expone la
dinámica de varios tipos de perversos
abusando de víctimas, según lo que ha ido observando en muchos años de psicoterapeuta
familiar. Expone la dinámica perversa sobre todo en el área familiar y en las
áreas laboral y empresarial.
Robert
Greene es un escritor norteamericano que fue guionista de Hollywood y trabajó en distintos puestos en editoriales. En 1998 publicó el libro “Las 48 leyes del
poder “ que solo en Estados Unidos vendió un millón doscientos mil ejemplares y
se tradujo a 24 idiomas convirtiéndose en un bestseller internacional.
En ese libro Robert Greene expone lo que el llama leyes para conservar,
conseguir y acrecentar el poder, poniéndose en una postura como lo que
popularmente se atribuye al escritor Maquiavelo, o sea no importa traspasar los
límites de varias reglas morales en vías de lograr esos objetivos de conservar,
conseguir y acrecentar el poder.
Por
ejemplo en su Ley número 3 dice: “Disimule sus
intenciones”
“Desconcierte
a la gente y manténgala en la mayor ignorancia posible, sin revelar nunca el
propósito de sus acciones. Si no tienen la menor idea de qué es lo que usted
quiere lograr, les resultará imposible preparar una defensa. Condúzcalas por el
camino de las falsas suposiciones, envuélvalos en una nube de humo y verá que,
cuando al fin caigan en la cuenta de las verdaderas intenciones de usted, ya
será tarde para ellos.”
Marie-France
Hirigoyen dice en el capítulo 4 de su libro “La comunicación perversa”:
“En lugar de mentir directamente, el perverso prefiere
utilizar un conjunto de insinuaciones y de silencios a fin de crear un
malentendido que luego podrá explotar en beneficio propio.”
"Se trata de jugar con ventaja en el intercambio
verbal. Un procedimiento excesivamente directo haría que el interlocutor
denunciara el autoritarismo de su agresor. Por el contrario, las técnicas
indirectas desestabilizan y hacen que el interlocutor tenga dudas sobre la
realidad de lo que acaba de ocurrir.
Otro tipo de mentira indirecta se basa en contestar de
un modo impreciso, con evasivas, o mediante un ataque en forma de broma. A una
mujer que duda de la fidelidad de su marido, éste puede responderle: «Si esto
es lo que se te ocurre, puede que tú misma tengas algo que ocultar»."
Robert
Greene dice en su Ley N° 20 “No se
comprometa con nadie”
“Sólo los
tontos se apresuran siempre a tomar partido. No se comprometa con ninguna
posición o causa, salvo con la suya propia. El hecho de mantener su
independencia lo convierte en el amo de los demás. Obtenga beneficios oponiendo
a las personas entre sí.”
Marie-France
Hirigoyen dice en las primeras páginas de su libro EL ACOSO MORAL:
El dominio
lo establece un individuo narcisista que pretende paralizar a su pareja
colocándola en una posición de confusión y de incertidumbre. Esto le libra de
comprometerse en una relación que le da miedo. Por medio de este proceso,
mantiene a su pareja a distancia, dentro de unos límites que no le parecen
peligrosos. No quiere que su pareja lo invada, pero le hace padecer lo que él
mismo no quiere padecer, ahogándola y manteniéndola «a su disposición». Si una
pareja desea funcionar normalmente, debería establecer un refuerzo narcisista
mutuo, aunque existan elementos puntuales de dominio. Puede ocurrir que uno
intente «apagar» al otro, con el fin de estar muy seguro de que así queda en
una posición dominante en la relación.
Dice Marie-France Hirigoyen que una característica del perverso narcisista es la Megalomanía
“Los perversos narcisistas
son individuos megalómanos que se colocan en una posición de patrón de
referencia del bien y el mal y de la verdad. A menudo, se les atribuye un aire
moralizador, superior y distante. Aunque no digan nada, el otro se siente
cogido en falta. Exhiben unos valores morales irreprochables con los que dan el
pego y una buena imagen de sí mismos. Y denuncian la malevolencia humana.”
Dice Robert Greene en su ley 7: “Logre que otros trabajen por usted, pero no deje nunca de
llevarse los laureles”
“Utilice la inteligencia, los conocimientos
y el trabajo físico de otros para promover su propia causa. Ese tipo de ayuda
no sólo le permitirá ahorrar mucho tiempo y energía, sino que le conferirá un
aura divina de rapidez y eficiencia. A la larga, sus colaboradores serán
olvidados y todos lo recordarán a usted. Nunca haga lo que otros pueden hacer
por usted.”
Luego Marie-France Hirigoyen explica en el capítulo que describe el
vampirismo del perverso narcisista: “Por razones que dependen de su historia
en los primeros estadios de la vida, los perversos no han podido realizarse.
Observan con envidia cómo otros individuos disponen de lo necesario para
realizarse. Pero no se cuestionan, e intentan destruir la felicidad que pueda
pasar cerca de ellos. Prisioneros de la rigidez de sus defensas, intentan
destruir la libertad. Al no poder gozar plenamente de sus propios cuerpos,
intentan impedir el goce del cuerpo de los demás, incluso el de sus propios
hijos. Al ser incapaces de amar, procuran destruir con su cinismo la
simplicidad de una relación natural.”
Y sigue
describiendo el mecanismo de la apropiación más adelante en el mismo capítulo:
“La apropiación es la continuación lógica de la
envidia. Los bienes a los, que nos referimos son rara vez bienes materiales.
Son cualidades morales difíciles de robar: alegría de vivir, sensibilidad,
comunicación, creatividad, dones musicales o literarios... Cuando la víctima
expresa una idea, las cosas suceden de tal modo que la idea formulada deja de
ser suya y pasa a pertenecer a su agresor. Si el envidioso no se hallara cegado
por el odio, podría aprender a adquirir una parte de esos dones a través de una
relación de intercambio. Pero ello presupondría una modestia que el perverso no
tiene.
Los
perversos narcisistas se apropian de las pasiones del otro en la medida en que
sienten pasión por ese otro o, más exactamente, se interesan por ese otro en la
medida en que detenta algo que les podría apasionar. Así, podemos ver cómo
muestran un gran corazón y, a continuación, unos desaires brutales e
irremediables. Los que lo presencian no entienden muy bien cómo alguien puede
poner por las nubes a una persona un día y destrozarla al día, siguiente, sin
que aparentemente ninguna queja o reproche medie entre ambas cosas. Los
perversos absorben la energía positiva de quienes los rodean, y se alimentan y
se regeneran con ella. Y luego vuelcan sobre ellos toda su energía negativa.”
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