Según lacan, la constitución subjetiva es una estructura
dinámica que se organiza en tres registros:
Lo Real, Lo Imaginario y Lo Simbólico. Lo Real es lo presignificado y
por lo tanto inexpresable en el lenguaje, Lo Imaginario es el proceso primitivo
de identificación donde se identifica al Yo como diferente de “Lo otro”.
Lo
simbólico genera un análisis comunitario de lo que es el Yo, es el campo de
pleno desarrollo de lenguaje y sus raíces de desarrollo son POLISÉMICAS.
En el campo semiótico analógico se puede vislumbrar el
entendimiento, de que si la polisemia puede llegar a ser caóticamente
automultiplicante, es por el eslabonamiento de los significados en los campos
semánticos que podemos obtener puntos referenciales de orden.
Por eso en la práctica analítica el paciente enarbola una
cadena significante que extrae como el cubo de un pozo el caudal de los
descubrimientos.
La identidad producto de Lo Imaginario, por haber sido
constituída bajo el dictado de las demandas del Otro, es en la soledad que
puede construir su propia ética de carácter hermenéutico.
Es por esta interacción con El Otro en la constitución de la
identidad, que lo que ayuda a la construcción ética mencionada es estudiar cómo
los poetas vanguardistas como Mallarmé o Lautremont encuentran un Goce de
sentido lacaniano, no el uso del lenguaje sino en su lenta deconstrucción en lo
gramatical y lo lingüístico, como propuesta de expresión poética. (Esta es la
exposición propositiva que hace en su libro: “La revolución del lenguaje
poético” la filósofa Julia Kristeva)
Este goce en la deconstrucción de reglas de lenguaje puede
verse desde la óptica perversa del pretender saber sobre los cómos del goce y
sus consecuentes interacciones entre perversión y goce.
Así también para esta construcción ética se puede
reflexionar la propuesta de trasladar los juegos de práctica seductora, de lo
sexual a los juegos de poder en lo político y en las dinámicas de dominación. O
sea el intento de seducir al Otro. O sea el intento de hacerlo interactuar con
las consecuencias de la consciencia polisémica.
Todavía más provocadora es la idea de hacer interactuar al
Perverso con las consecuencias de la consciencia polisémica.
El perverso no podrá sostener en pie su edificio conceptual al enfrentar el signo polisémico y el concientizar la acción de significar del falo
¿Cómo funciona el concepto de “falo” en psicoanálisis?
El falo (del
griego φαλλός, transliterado phallós, fallós) es entendido vulgarmente
como denominación del pene y, a veces, de los órganos exteriores masculinos:
el pene y los testículos tomados como un todo. La palabra "falo"
puede referirse al
pene en erección, a un objeto en forma de pene, como un dildo, o una
figurilla
con forma de genitales externos masculinos usado de modo votivo hacia una divinidad o
bien para dar culto a la misma. Las implicaciones subjetivas suscitadas por lo fálico
son amplias e incluyen la fertilidad, poder generativo y erotismo. Es decir
que, según estas
definiciones, el falo, hace referencia, en definitiva a cierto poder,
vitalidad, virilidad.
Para Lacan
el falo es un significante, es decir que el falo es algo que no se tiene
materialmente, no es algo aprehensible, no se lo puede agarrar, sino que se lo comprende en
términos simbólicos, “el falo no es un fantasma, ni un objeto, ni siquiera parcial o
interno…”
Esto quiere decir que opera desde otro lugar,
es decir desde su ausencia.
Nadie puede tener un falo y ofrecerlo libremente a quien se le antoja uno.
Ahora bien
para comprender aquello de lo simbólico es preciso partir de que el falo
funciona, como dijimos anteriormente, desde otro lugar, es decir desde su ausencia y
por eso lo llamamos –phi. Este lugar, que es un lugar negativo, ya que no se lo tiene,
opera desde lo simbólico. Lacan en su seminario 5 nos dice claramente:
“De lo que
aquí se trata es del nivel de la privación. Ahí el padre priva a alguien de lo que a fin de
cuentas no tiene, es decir, de algo que sólo tiene existencia en cuanto símbolo.”
Esto quiere
decir que el falo, opera en tanto ausencia. Lógicamente, Lacan dirá
posteriormente que no se puede castrar a la madre de algo que no tiene
Para todos los Lacanianos: En el método de obtener
conocimiento por medio de la dialogicidad, no se puede evitar que un
instrumento esencial para impulsar el movimiento dialéctico sea la ironía. Por
eso Nietzsche promovía la ironía como efectivo instrumento pedagógico.